¿Cuántas personas pueden trabajar desde casa?, ¿quiénes pueden evitar el transporte público para ir a trabajar?, ¿quién tiene varios ordenadores y conexión a internet para que los niños estudien de forma remota? «En momentos como estos, las grandes disparidades en la riqueza parecen tan dolorosamente claras», reflexiona en Twitter Rachel Swarns, profesora de New York University.
María, por ejemplo, trabaja limpiando unas oficinas en el centro de Madrid. En su empresa le han dicho que no puede dejar de ir, aunque ya no hay casi nadie allí. Se desplaza en cercanías desde Parla y cuando llega a casa está en contacto con su esposo, que tiene 67 años y forma parte del grupo de riesgo ante el coronavirus. Sin quererlo, María incumple todas las recomendaciones para frenar la epidemia.
Todavía es pronto para medir los efectos sociales del coronavirus, pero hay un aspecto claro: la epidemia está profundizando las diferencias sociales y algunos investigadores ya advierten que el golpe más fuerte recaerá sobre los más vulnerables, no solo por los efectos económicos, sino también porque están más expuestos a contagiarse.
Los principales grupos vulnerables ante la epidemia incluyen a mayores de 60 años, pero también a personas con problemas de salud previos, como diabetes, enfermedades cardiovasculares o enfermedades pulmonares. Todas ellas están más presentes entre la población con menos recursos, según un estudio publicado por Intermón Oxfam, en el que también se expone que la esperanza de vida entre las personas de niveles económicos más bajos puede ser siete años menor en Madrid y hasta 11 en Barcelona.
«La primera desigualdad es de salud», explica a Newtral.es Lara Contreras, responsable de incidencia y contenidos de Intermón Oxfam. «Aunque estamos viendo que el coronavirus no perdona a nadie, tiene un efecto impactante en la desigualdad».
En muchos casos, las personas con ingresos bajos son también las que menos pueden optar al teletrabajo y las que deben desplazarse en transporte público o estar en contacto con otras personas, lo que facilita el contagio. «Las trabajadoras del hogar o los obreros siguen trabajando porque no hay medidas para que, si dejan de trabajar, puedan seguir percibiendo ingresos», explica Contreras.
Los cuidados no están en el centro
El confinamiento ha puesto de manifiesto que no hemos sido capaces como sociedad de poner los cuidados en el centro, «y ahora nos damos cuenta que no tenerlo resuelto es un problema grave e impacta mucho más a las familias con menos ingresos», explica la experta.
Para las familias con bajos ingresos y con menores o personas a cargo se plantea un dilema: deben elegir entre cuidarlos mientras están en casa, pero no todos pueden teletrabajar; dejarlos con algún familiar, algo que no está recomendado para evitar más contagio; o pagar a alguien para que los cuide, pero no cuentan con recursos adicionales.
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En España, las autoridades no entregan cifras sociodemográficas de los casos, pero el antecedente de China deja ver que la epidemia afecta de manera especial a las familias que se enfrentan a este tipo de decisiones.
Li Yuan, periodista del New York Times, relata la historia de un joven de 16 años con parálisis cerebral en un pueblo de la provincia de Hubei que murió de hambre después de que su padre fuera trasladado a un hospital o el caso de una niña que se intentó suicidar después de que su escuela cerró y no podía seguir las clases en línea porque su familia tenía que compartir un único teléfono móvil.
Estudiar en remoto, no para todos
Luke Shaefer, director de la cátedra de Poverty Solutions de la Universidad de Michigan, explica en la web de la universidad que «las familias con bajos ingresos tendrán dificultades para pagar el cuidado de los niños a medida que cierren las escuelas. Los estudiantes sin acceso a internet y sin un ordenador en casa no podrán mantenerse al día con el trabajo escolar».
En España, donde todos los colegios y universidades permanecen cerrados, dos de cada 10 hogares no cuentan con un ordenador y uno de cada diez no tiene acceso a internet, según el INE.
Contreras coincide: «Algo en lo que llevamos muchos años trabajando, la igualdad en la educación se está fulminando en función de la capacidad tecnológica de las familias. Si no tienes acceso a la tecnología, tu hijo se queda descolgado pero, además, si la familia no tiene la capacidad de explicar, se genera una desigualdad en el aprendizaje y eso supone una desigualdad de oportunidades en un futuro», señala en conversación con Newtral.es.
En esa misma encuesta del INE se refleja otra brecha digital, la edad. Entre las personas de 65 a 74 años, el inicio de la franja de grupos más vulnerables al coronavirus, solo el 13,5% compró por internet el año pasado, lo que hace que ahora sea más difícil adaptarse a las compras de alimentos en línea para no tener que salir.

Más medidas y más rápido
Burger King, por citar una empresa, ha anunciado que mantendrá una suspensión temporal de los contratos de 14.000 trabajadores. Aún no se sabe cuántas personas se verán afectadas por despidos y expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), pero los sindicatos ya alertan de que esta situación puede afectar a varios miles más.
«Los desafíos de salud pública son críticos y debemos hacer todo lo posible para detener la propagación del coronavirus. Pero también debemos reconocer que la respuesta también puede generar dificultades económicas considerables para muchas familias», añade Shaefer en su publicación.
El tiempo que dure la epidemia y las medidas que adopte el gobierno determinarán en gran medida el impacto social. «Si toman medidas orientadas a igualar, cambia radicalmente cómo este virus puede impactar a personas más vulnerables, pero si son como en la última crisis, medidas de austeridad, esto puede durar años. Es profundizar en la desigualdad y la pobreza», dice Contreras, que también recuerda que deben adoptarse medidas con enfoque de género. Siete de cada 10 personas que cobran un salario mínimo son mujeres.
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«Esto es un shock transitorio», reflexiona Ángel de la Fuente, economista y director de Fedea, en diálogo con Newtral.es. «Si la situación no se alarga demasiado, los mecanismos de ajuste que ya tenemos pueden ayudar bastante a lidiar con el problema, protegiendo tanto a trabajadores como a empresas. Un ERTE por un mes o mes y medio permite que la empresa ajuste la plantilla mientras los trabajadores cobran una prestación pública. Para que el empleo se pueda recuperar rápidamente es importante que no se nos mueran un montón de empresas, hay que darles mecanismos de ajuste».
Aumentar la sensibilidad social
La sensibilidad social también es un factor importante, considera Contreras. «Una familia rica se queda en casa en un chalet, mientras que otra tiene que estar hacinada, en un espacio muy pequeño. Incluso si un miembro de la familia está enfermo, no puede irse a otra habitación. Emocionalmente, eso tiene un impacto abismal».
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Fuentes:
Hola Irene,
Felicidades por el artículo que has escrito. En relación a los datos que obtienes del INE sobre los hogares donde no hay internet y tampoco ordenadores, me gustaría saber como has realizado el cálculo para saber que "dos de cada 10 hogares no cuentan con un ordenador y uno de cada diez no tiene acceso a internet". Estoy realizando un trabajo sobre la diversidad social que la pandemia está ocasionando, y no logro averiguar cómo los has conseguido. Agradecería mucho tu explicación. Un saludo,
Aun estando deacuerdo con el planteamiento de que hay muchas pequeñas empresas y autónomos afectados por esta circunstancia, lo más lógico es pensar, que si se ayuda al trabajor, este no pierde poder adquisitivo, por lo que cuando termine en confinamiento, podrá volver otra vez a realizar el mismo gasto que antes de la crisis. Si no se hace así, si los miles de trabajadores que se van a ver afectados solo en Madrid, no reciben ayuda económica, por mucho que se proteja a las empresas y autónomos, no habrá dinero para consumir.
Ademas que No todos van a poder acogerse a la moratoria hipotecaria ya que no todos cumplen los requisitos, ya que tienen que ser todos ellos cubiertos para poder optar a esa ayuda.
Soy trabajadora por cuenta propia, hija de autónomo, hermana de pequeño empresario y sufro un erte en mi familia por parte de mi marido.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo con tu reflexión. Mantener el poder adquisitivo de los salarios, para poder mantener el nivel de consumo interno del país, es fundamental para que los efectos en el consumo no sean tan devastadores.
Un saludo.
Alguien se da cuenta que económicamente los más perjudicados son los autónomos y los pequeños comercios. El problema de los trabajadores está resuelto. O sigue en su trabajo, luego sigue cobrando y en el peor de los casos sufre un ERTE, luego va a a seguir cobrando y cuando todo termine, continúa con su trabajo. Además ahora puede aplazar su hipoteca. El autónomo o pequeño comercio va a dejar de pagar la SS y a recibir un subsidio. Pero teniendo ingresos cero del negocio porque le han obligado a cerrar, está generando gastos mensuales de luz, aunque sea el mínimo puede ser 200 euros o más, tiene gastos de teléfono.... Y lo peor de todo el alquiler del local que ya de por sí eran abusivos. Son alquileres qu pueden ser en muchos casos de más de 6.000 euros. Como va a afrontar esos gastos si los negocios ya estaban bajo mínimos? Sólo nos dicen que pidamos créditos para que nos terminemos de ahogar. Que diría un trabajador si la solución que le dieran fuera pedir un préstamo.